En la fábrica de cadenas STIHL Kettenwerk se necesita mucha energía para los diferentes procesos de producción y montaje. Ya hace diez años lo más importante era ahorrar energía y CO2 con medidas estructuradas y específicas. Y con éxito.
La fabricación de cadenas requiere muchos procesos que consumen abundante energía. Para ahorrar energía de forma selectiva, en un primer paso se determinó dónde y en qué medida se consume energía en los procesos de fabricación. Para ello, se desarrolló ampliamente un sistema de control de la energía ya existente y se conectaron a él todos los consumidores, unos 500 puntos de medición.
De este modo, se pudieron determinar muchos potenciales de ahorro a partir de los análisis detallados. Estos se evaluaron en consecuencia, se hicieron transparentes mediante planes de acción y luego se implementaron rápidamente. Así, hace ya una década que el consumo energético de todos los sistemas de ventilación de los edificios se reduce significativamente a través de programas controlados por temporizador gracias a las nuevas opciones de ajuste centralizado: "Hoy en día, estas opciones de ajuste se han convertido en algo natural".
Un paso importante y significativo en la reducción del consumo de gas natural fue la utilización del calor residual de los compresores para calentar los edificios. Una medida clásica de ahorro de energía es la conversión de la iluminación de la nave a la tecnología LED. "Este paso se ha ido implementando sucesivamente en los últimos años y, al igual que muchas optimizaciones de procesos en detalle, ha dado lugar a un ahorro total considerable", explica Joachim Zappe, gerente en STIHL Kettenwerk.
La implementación de medidas efectivas de ahorro energético requiere muchos conocimientos y, a menudo, conlleva retos adicionales. Por lo tanto, la preparación para cambiar los procesos internos y la mentalidad existentes es un componente clave para el éxito a largo plazo de los proyectos de ahorro energético. Para garantizar el éxito a largo plazo de los objetivos energéticos, se ha establecido un proceso en STIHL Kettenwerk en el que la dirección, los jefes de departamento y los jefes de proyecto debaten este tema dos veces al año.
Con la ayuda de las cifras clave, también se puede hacer un seguimiento a largo plazo de cómo los pasos individuales afectan concretamente al consumo de energía. El balance en Wil ha sido más que positivo: la fábrica de cadenas ha ahorrado un 15 % de electricidad y más del 30 % de gas por rodillo de cadena en la última década. En total se han implementado con éxito más de 70 medidas para ahorrar energía. Pero no queremos dormirnos en los laureles: "Hemos iniciado muchos otros proyectos prometedores, impulsados por los logros alcanzados y ahora también por la crisis energética mundial. De este modo, el aprovechamiento del calor residual y la generación de electricidad mediante energía fotovoltaica se seguirán ampliando en los próximos dos años y se reducirá aún más el consumo de gas natural en el proceso de endurecimiento", explica Roy Baumann, jefe de proyectos de energía en la fábrica de cadenas STIHL.