"Un robot que controla las persianas": ¿qué hay de malo en que el robot cortacésped iMow, equipado con un sensor de lluvia, informe al control interno de que se acerca una tormenta y, a continuación, cierre los tragaluces? En principio, nada. La tecnología para ello se encuentra en los puntos de partida.
STIHL se encuentra en pleno proceso de despliegue en el amplio campo de la jardinería inteligente y ya ofrece la posibilidad de conectar sus robots cortacésped con los sistemas domésticos inteligentes.
Siempre que haya que realizar un trabajo pesado y tedioso, el uso de robots autónomos se presta a ello: desde el jardín delantero hasta el campo de fútbol. Las cifras de ventas confirman la creciente demanda: el negocio de los iMows evoluciona de forma especialmente dinámica. Por lo tanto, los robots cortacésped ya no tendrán que esperar demasiado tiempo para recibir asistencia activa: otras máquinas y productos autónomos y conectados ya están tomando forma en la mente de los desarrolladores de STIHL. También se están estudiando herramientas digitales a lo largo de la cadena de valor. STIHL ya está haciendo posible el registro digital de los árboles en el bosque. Más transparencia para el guarda forestal y menos tiempo de búsqueda para el agricultor. Todos saben exactamente lo que hay que hacer.
En las sedes de STIHL se generan ideas y se desarrollan productos en el ámbito del "cuidado robótico de las zonas verdes": en Waiblingen y en Langkampfen (Austria), la sede del centro de competencia para herramientas de jardinería guiadas por el suelo. En función del proyecto y de la prioridad, se reúnen los especialistas correspondientes de ambas sedes y se recurre a la colaboración de los socios. De este modo, STIHL reúne todos los recursos necesarios para reaccionar de forma rápida y flexible a las necesidades del mercado con nuevos productos o servicios.
Por muy prometedor que sea un prototipo, solo se convierte en una auténtica innovación cuando se enfrenta a la realidad. Esto es aún más cierto en la era digital. El mayor reto de la industria de alta tecnología no es solo el desarrollo de soluciones mecatrónicas y digitales, sino también la realización de pruebas de las máquinas en uso.
Los sistemas robóticos constan de cientos de módulos de software y, por lo tanto, de cientos de parámetros de entrada. A esto hay que añadir la mecánica que interactúa con la electrónica, una gran cantidad de sensores y un hardware que tiene que protegerlo todo. Hay una alta probabilidad de que se produzcan errores.
STIHL dispone de uno de los mayores laboratorios de pruebas para productos eléctricos y de batería del sector de las actividades al aire libre. También se realizan pruebas de carga extrema en numerosas cabinas insonorizadas. Además, la empresa cuenta con ingenieros de pruebas bien formados que prueban el funcionamiento desde el principio en estrecha colaboración con los desarrolladores. Aunque exista un alto nivel de tolerancia a los fallos en la fase de desarrollo, e incluso se entiendan los fallos como una parte importante del proceso de aprendizaje, se ofrece la calidad probada de STIHL.