Los brasileños son maestros de la improvisación

Charlotte Vogel

Cuatro meses en Brasil. Un beneficio para todos.

WAIBLINGEN Y SÃO LEOPOLDO SON MUNDOS APARTE. CHARLOTTE VOGEL CONOCE AMBOS.

Charlotte Vogel no tiene miedo al cambio. En 2004, cuando comenzó sus estudios duales en STIHL, se trasladó de Baja Sajonia a Baden-Wurtemberg. En Waiblingen, la joven trabaja hoy en día en la planificación de la producción de terminales y coordina, entre otras cosas, nuevos desarrollos. El contacto con otras plantas de producción de STIHL forma parte de la actividad diaria en este ámbito especializado. Cuando su superior regresó de un viaje de negocios en Brasil con la noticia de que una colega brasileña vendría a Waiblingen por algún tiempo, un pensamiento maduró en su mente: "Quizás esta visita se pueda organizar como una especie de intercambio".

El plan se hace realidad

Siguieron muchas conversaciones, consideraciones y preparativos, durante casi un año. Hasta que finalmente, en noviembre de 2015, la joven de 32 años se trasladó a São Leopoldo. En su equipaje: un curso de portugués, algo de información intercultural y su carácter abierto y alegre. Sus nuevos compañeros la integraron rápidamente en el equipo y la aceptaron como una de ellos. El buen trabajo en equipo es una de las valiosas experiencias que Charlotte Vogel se llevó consigo: "Los brasileños son campeones de la improvisación, en todos los ámbitos. Y siempre se esfuerzan por sacar lo mejor para todos". Durante cuatro meses trabajó allí, también en la planificación de la producción, y le hubiera gustado quedarse más tiempo.

Los contactos creados siguen beneficiando la colaboración con la sede brasileña hasta el día de hoy: muchas cosas van mejor, más rápido y con menos problemas. "Algunas cosas solo las podemos comprender y entender una vez que hemos vivido y trabajado in situ. Esto", dice Charlotte Vogel, "es un beneficio para todos, y especialmente para la empresa, que no se puede pagar solo con dinero".